But also a freelance translator…

Nueve meses y medio parece haber durado la gestación de esta segunda entrada, y, entre entrada y entrada, como era de esperar, muchas cosas han cambiado.

Tras doce cortos e increíblemente productivos meses en la empresa de traducción en la que trabajaba, a finales de mayo me despedí de mis queridísimos compañeros para subir un peldaño en mi carrera profesional y dejar de ser gestora de proyectos y traductora para adquirir el «nombre artístico» de: traductora autónoma.

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Desde que me licencié en 2011, no he perdido de vista la meta a la que siempre he aspirado; todos mis esfuerzos han sido dirigidos, directa o indirectamente, hacia el único propósito de poder llegar a formar parte del gremio de los traductores autónomos profesionales.

En primer lugar, empecé traduciendo para Organizaciones No Gubernamentales y otras organizaciones sin ánimo de lucro, colaborando con plataformas como TED.com, traduciendo esporádicamente para alguna que otra agencia de publicidad, agencias de traducción, y para algunos clientes privados.

Después vino wordinc Gmbh, y con ello  la adquisición masiva de conocimientos y experiencia: aprendí a utilizar Wordfast, así como todas las versiones de Trados más usadas en la actualidad (Trados 7, Studio 2009 y Studio 2011); aprendí a analizar las exigencias y los gustos de cada cliente para adaptar a ellos las traducciones (porque «der Kunde ist König» en alemán, «the client is the boss» en países angloparlantes y, por supuesto, para nosotros el cliente también manda); y he conocido, gracias a la observación y el análisis, el funcionamiento de cada una de las partes que conforman el mundo de la traducción (clientes, intermediarios, traductores y revisores).

Todo este aprendizaje, toda esta experiencia acumulada, se han hecho patentes a la hora de la búsqueda de clientes y ha dejado constancia de la gran importancia que se le atribuyen hoy en día y que, de hecho, tienen. Cuando comparo mis cartas de presentación actuales (las cuales, sí, están personalizadas y enfocadas a cada cliente), con las primeras cartas que escribí, me doy cuenta de cómo han madurado y de cómo ahora transmiten seguridad y saber hacer, cosa que también parecen haber notado los destinatarios (…).

De modo que me encuentro metida de lleno en el camino de la autonomía, en una senda ardua pero que, sin duda, se puede recorrer con esfuerzo y afán de superación. No sé si la sensación de haber tomado la decisión correcta es sólo fruto del encargo de casi 6000 palabras sobre energía solar térmica con el que ha empezado este nuevo camino ;), o si se debe a mi positivismo innato. No obstante y en todo caso, creo que casi todo es alcanzable y que (viva la sabiduría popular) «quien la sigue, la consigue».

Animo a todos los que tengan esta misma aspiración a seguir adelante y a no darse por vencidos, porque «quien siembra, recoge», y, como dijo Gandhi: «un esfuerzo total es una victoria completa».

3 comentarios en “But also a freelance translator…

  1. Mucha suerte en este camino. Yo también lo sigo desde hace unos años, tras dedicarme antes al periodismo. La verdad es que no hay nada como ser freelance. Ya lo disfrutarás. Te deseo mucho éxito..

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